martes, 28 de junio de 2016

La ampliación del Canal de Panamá

El pasado domingo, 26 de junio de 2016, el pueblo panameño hace nuevamente historia. Se inaugura el tercer juego de esclusas, que vienen a añadir valor económico y social al pueblo panameño, al emprender la construcción de esas nuevas facilidades, y sumarlas a las ya centenarias existentes. El reto fue grande, complejo y difícil, sin embargo, lo han logrado. La historia de la construcción del Canal de Panamá se remonta hacia las últimas décadas del siglo XIX. Los franceses y estadounidenses, se embarcaron en este proyecto que, en algunos momentos, parecía misión imposible. No obstante, a los retos que suponía la propia naturaleza y complejidad del itsmo panameño, se pudo lograr romper esas barreras, con el propósito que sirviera para el comercio marítimo mundial que, para ese entonces, se ampliaba. 

Ciertamente, los Estados Unidos en su hambriento poder imperial, logró sacar del medio a los colombianos, ya que Panamá era una provincia de Colombia, logrando que los panameños se levantaran y reclamaran su independencia. Eso lo lograron el 3 de noviembre de 1903. Estados Unidos creó a Panamá como país independiente, y a cambio de esa ayuda en su independencia, se las ingeniaron en el Tratado Hay- Buneau Varilla, que cedía originalmente por 999 años (a perpetuidad), una franja de terreno, donde Panamá reconocería la injerencia exclusiva de los Estados Unidos en una zona que se le llamaría como la "Zona del Canal de Panamá". En nuestros años de escuela, recordamos los mapas de la región caribeña, donde identificaba a la llamada "Zona del Canal", separado, indicando que era un territorio independiente del resto de Panamá y controlado por los Estados Unidos. De hecho, el Congreso de los Estados Unidos, legislaba sobre la zona y el Presidente nombraba al Gobernador de la Zona del Canal; por lo tanto, era un territorio estadounidense. Allí, con el pasar del tiempo, instalaron importantes bases militares y aéreas, con la justificación de que era para la protección del Canal en territorio que les pertenecía, gracias al tratado original que les responsabilizaba por 999 años. Aunque años más tarde el tratado fue modificado a 99 años, la intención era la de permanecer allí por largo tiempo, y si posible, y no mediaran otras circunstancias, a perpetuidad. 

El Canal se construyó entre 1904 y 1914 bajo la ingeniería y responsabilidad estadounidense. Su construcción costó más de cinco mil vidas, entre los más de 40 mil obreros (aunque algunas cifras ubican la totalidad de 70 mil), por las enfermedades tropicales a que se expusieron los trabajadores traídos desde oriente, el Caribe, Centroamérica y Suramérica, entre otros lugares. El costo original del proyecto, suspuso una inversión de cerca de $400 millones de dólares. 

Hacia finales de la década de los 50 y principios de los 60 del pasado siglo, los panameños comenzaron a reclamar lo que les pertenecía por derecho priopio. Manifestaciones como la del mes de mayo de 1958 en la llamada "Operación Soberanía", donde manifestantes entraron a la Zona del Canal (restringido para el público panameño) sembraron 75 banderas panameñas en los jardines de la Zona, en señal de la necesidad de una salida de los Estados Unidos tanto del Canal como de la región; todo esto culminó con las manifestaciones del 9 de enero de 1964, donde estudiantes universitarios reclamaron que la bandera panameña se izara en la Zona del Canal del Panamá. Esta última llevó a que el presidente de Panamá, Roberto Chiari, rompiera relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, exigiendo a los Estados Unidos que la Zona regresara a manos panameñas. De hecho, en algunas instancias del siglo XX, la Marina de Guerra estadounidense había invadido a Panamá, reclamando su poder intervencionista, gracias a la Doctrina Monroe (1823) y al Corolario Roosevelt (1904), que le daban derechos a los Estados Unidos de intervenir en aquellos lugares de América Latina donde fuese necesario para proteger sus intereses económicos y políticos. Fue así igual en Haití, República Dominicana, Nicaragua, Venezuela, entre otras naciones del Caribe donde se sintió esa presencia.

Todas las presiones ejercidas por los panameños en las décadas de 1950, 1960 y 1970, rindió frutos cuando en el año 1977, los Estados Unidos decidió entregar la Zona del Canal a los panameños. Ese año se firmó el Tratado Torrijos- Carter, que pondría en marcha la entrega definitiva de la Zona al Gobierno de Panamá, y por consiguiente, la salida de todo vestigio colonial y militar de la Zona. Por los próximos 22 años, los estadounidenses, entregarían a los panameños: tierras, aeropuertos, hospitales, muelles y puertos; edificaciones, cuarteles militares, equipos, vehículos, bosques, lagos, plantas eléctricas e hidroeléctricas; plantas desalinizadoras de agua, la administración en general del Canal inlcuidas las esclusas de Miraflores, Gatún y Pedro Miguel. En fin, aquel tratado de 1977 supondría el fin de las operaciones del Canal bajo la dirección del Gobernador estadonidense. Panamá, por su parte, pondría en marcha la aprobación de nuevas leyes y una reforma constitucional por parte de su Asamblea Legislativa, que tendría el efecto de manejar la administración y operación del Canal, y todo una planificación ordenada de la Zona del Canal. Se aprobó la importante legislación que creó la Autoridad del Canal de Panamá, una corporación pública, dirigida por el estado, pero otorgándole poderes para operar de manera eficiente la compleja dirección del Canal. La Autoridad es un ente autónomo, de la cual, el pueblo panameño se beneficia.

El 31 de diciembre de 1999, a las 12:01 del medio día, los Estados Unidos salen de la Zona del Canal, entregan finalmente a Panamá la operación del Canal; y Panamá pone en marcha su plan de desarrollo de la Zona. Hay que señalar que los Estados Unidos desde la firma del Tratado Torrijos- Carter, fue entregando tierras y edificaciones a los panameños, especialmente las atesoradas bases militares, y a su vez, estos fueron ejerciendo el control de los mismos.

Cuando se realizó el traspaso de la Zona del Canal a los panameños aquel 31 de diciembre de 1999, publiqué un ensayo dividido en dos partes en el periódico El Nuevo Impacto, (periódico que circulaba en la ciudad de Guayama, Puerto Rico), en las ediciones del 16 al 22 de diciembre de 1999 y en la del 30 de diciembre al 5 de enero de 2000, titulado El Canal de Panamá ante el nuevo siglo: un poco de historia y un nuevo reto", donde hacía un poco de recuento histórico y la importancia de aquella celebración para los panameños y el resto de América Latina. En aquel entonces, se cuestionaba la capacidad de Panamá en sacar adelante ese proyecto canalero. Sin embargo, mi tesis era que ese país tenía la capacidad para la administración y el desarrollo del mismo. Comparto lo que escribí en aquel momento:

"Se ha especulado mucho sobre las intenciones de los panameños sobre el futuro del Canal. Desde desconfianza en ciertos sectores de los Estados Unidos en cuanto a la capacidad de los panameños en operar tanto marítima como administrativamente la zona, hasta la posible intervención de manos extranjeras como los chinos siendo socios empresariales de los panameños en la operación del canal, que supuestamente pone en detrimento la seguridad del Canal como la seguridad interna de los Estados Unidos. Este asunto ha sido discutido ampliamente por los panameños; ni lo uno ni lo otro. Los panameños han demostrado tener la capacidad de trabajar en forma eficiente la operación de la vía y no necesitan los inversionistas chinos para su operación. Tienen la creatividad y el entusiasmo que es necesario para llevar a cabo con éxito su proyecto de desarrollo canalero." 

Desde entonces, el Gobierno de Panamá, ha tenido una gran capacidad para administrar y operar el complejo marítimo más importante del mundo, que conecta el Mar Caribe con el Océano Pacífico. Panamá, hoy día, mantiene una de las economías más próspera de la región, que ha tenido un crecimiento anual que llegó a los 10% y hoy día se mantiene (luego de la gran crisis del 2006) al 6% y con un ingreso bruto interno de más de 50 billones de dólares. Mientras que el ritmo de crecimiento de los países de América Latina está en 5% y de los Estados Unidos en 2.5%. Panamá ha sido efectivo en sacar beneficio económico a la región y se ha modernizado.

Para poder llevar a cabo la ampliación del Canal, la Asamblea Legislativa de Panamá, convocó el 22 de octubre de 2006, un referéndum donde se le preguntaba al pueblo lo siguiente: ¿Aprueba usted la propuesta de construcción del tercer juego de esclusas en el Canal de Panamá? Los electores hábiles para votar en el mismo era de 2,132,842. Participaron en la votación 924,029 para un 43.3% de los votantes. Los resultados: el obtuvo 705,284 votos para un 76.3%, mientras que el No obtuvo 201,105 para un 21.8%. Los votos en blancos fue de 9,673 para un 0.8%. Y el abstencionismo, es decir, los que no votaron fue de 1,208,813 o el 56.7% de los votantes hábiles para esa consulta al país. Por los resultados se demuestra que los panameños querían la ampliación y estaban conscientes de que la ampliación costaría alrededor de 5 mil millones de dólares, que ha sido el costo para el país.

La ampliación canalera suponía extraordinarios retos para los países de la región, especialmente, los caribeños. Estos debían prepararse para esa importante ampliación. Los barcos que pasarán por las nuevas esclusas son los llamados barcos "Neopanamax" o los "Pospanamax", que son los barcos que no pueden transitar por las centenarias esclusas del Canal por su problema de calado y, que ahora, por el Canal ampliado, lo podrán hacer. Decimos esto debido a que muchas compañías navieras requerirán de servicios adicionales para esos barcos que hace tiempo transitan nuestros mares. Muchos buscan puertos aptos y preparados que muy bien pueden procesar la carga llevadas en los contenedores, en cuanto al ensamblaje y empaque los mismos, para proseguir su travesía a las rutas orientales y los puertos estadounidenses del este y el oeste. De hecho, muchos puertos estadounidenses no están preparados para el impacto directo que supondrán estos barcos "Neopanamax", que harán su travesía en tiempo más corto que las rutas de América del Sur. Allá en América del Sur, Chile y Argentina, tendrán que lidiar con este asunto.

En lo que respecta a Puerto Rico, como nación caribeña, los vaivenes políticos han echado por la borda los planes del Puerto Rafael Cordero Santiago de Ponce, que con una inversión de más de $200 millones de dólares, no han podido arrancar con las operaciones de ese puerto ampliado. Allí están las nuevas gruas y nada pasa. De esto hace ya 8 años. Los puertos de la República Dominicana y últimamente con la apertura y normalización de relaciones diplomáticas de Cuba con los Estados Unidos, se llevan a cabo proyectos de ampliación de sus puertos, especialmente en el sur de la Isla. Así, que si Puerto Rico quiere insertarse en el proyecto canalero panameño, tiene que asumir una actitud agresiva y echar andar ya el Puerto de Ponce.

Con el paso del barco "Neopanamax" apodado COSSCO SHIPPING PANAMA, el pasado 26 de junio de 2016, se abrió una nueva era en el comercio marítimo mundial para acortar distancias y hacer los productos más accesibles y a costos más bajo al llegar al consumidor en un tiempo razonable. Al igual que el 15 de agosto de 1914, cuando el barco de vapor ACON, pasó por las esclusas de aquel recién inaugurado canal, hoy día el reto es mayor. Enhorabuena a los panameños por estas importantes obras que ha revivido a poblaciones olvidados por la historia.  

jueves, 23 de junio de 2016

La fiesta de San Juan Bautista en la historia de Puerto Rico

La noche del 23 al amanecer del 24 de junio, la conocemos como la fiesta de la "Noche de San Juan Bautista". Dicha fiesta, de acuerdo a la tradición cristiana, marcó el evento del nacimiento del santo Juan "el Bautista". Juan, era el hijo de Zacarías, quien habría dicho que de nacer su hijo, haría una gran fogata y saltaría sobre ella, dando las gracias a Dios por tan añorado regalo y este, a su vez, anunciaría la buenas nuevas para el mundo. Juan, de acuerdo a la tradición, fue el que bautizó a Jesús en el río Jordán. De hecho, nacería 6 meses antes del nacimiento de Jesús. Es por ello, que es el único santo de la Iglesia que celebra su natalicio el mismo día, entiéndase, el 24 de junio.

Sin embargo, esta fiesta se lleva a cabo muy cerca del cambio de estación de primavera a verano, es decir, el Solsticio de Verano, que en el hemisferio norte ocurre entre el 20 y 21 de junio. Esa fecha, sería el día más largo del año y la noche más corta. La llegada del Solsticio de Verano, para los pueblos en la antiguedad era una de celebración, en especial, por las buenas cosechas y la fertilidad de la tierra. Se daban cuenta de que en ciertos días del año, el sol reducía su radiación y para esas fechas era todo lo contrario. En agradecimiento, la noche del 23 al 24 de junio, se celebraban rituales, como lo era el encedido de una fogota, por lo cual, practicaban danzas alrededor de la misma en honor por lo productivo de los pasados seis meses. También se ha vinculado la fiesta a rendir tributo al sol. Los antepasados europeos, y de otras latitudes, eran muy observadores de los movimientos de la naturaleza. Comprendieron los cambios de esta, llegando incluso a nombrar dichos eventos de la naturaleza, designando las épocas del año en: invierno, primavera, verano y otoño, las cuatro estaciones de tres meses cada una. Tanto en la antiguedad como en la Edad Media, la celebración formó parte de las tradiciones y rituales de los habitantes. Los pueblos Celtas, entre otros, celebraban el mismo con eventos y celebraciones en forma de agradecimiento también. Los romanos, adoptaron las festividades, pero en honor a la diosa Minerva, haciendo uso del fuego y las llamas con el propósito de purificación, o al menos, para dirigirse hacia la guerra y tener éxito en estas.

Posteriormente, los romanos acogieron esta festividad de otra manera; dejó de ser una fiesta pagana para convertirse en una festividad religiosa cristiana que, como expliqué más arriba, se convirtió en la celebración del santo San Juan Bautista.  Recordemos que para el siglo IV de nuestra era el Imperio Romano acogió el cristianismo, esto durante el reinado del emperador Constantino.

Para los puertorriqueños, la Noche de San Juan, es una noche también de celebración, por lo que se celebra en la playa, dándose un buen chapuzón 12 veces de espalda en las aguas bien sea del Atlántico o del Mar Caribe, o también, en algún río o piscina. Una celebración que para algunos esperan que les traiga suerte en los meses venideros.

Puerto Rico acogió esta celebración vía España. Allá en la península Ibérica, se celebra ese día de distintas maneras, bien sea teniendo un carácter religioso o de celebración estival. No obstante, en Puerto Rico también la celebración tiene su carácter religioso, ya que la capital de la Isla se le conoce como San Juan Bautista.

Ahora bien, veamos como se relaciona esta celebración con nuestra historia en Puerto Rico. En el año 1493, don Cristóbal Colón, en su segundo viaje, llegó a una Isla que le daría el nombre de San Juan Bautista; de hecho, en la carta que el Almirante enviara a los reyes en el año 1494, este le señalaba que había llegado a una Isla que le pareció hermosa y que nombró, precisamente, con el nombre de "Sant Juan Baptista". Fue ahí que comenzó la relación con los europeos peninsulares y, por consiguiente, el traslado a la Isla de sus costumbres y tradiciones.

No fue hasta el año 1509, cuando Juan Ponce de León, comenzaría de manera oficial el proceso de exploración, colonización y conquista de la isla de San Juan Bautista, después del fallido intento de Vicente Yáñez Pinzón, a quien se le había otorgado unas capitulaciones en 1505 para realizar el proceso de exploración de la isla. En 1520, en una carta que cursara al emperador Carlos V, el vasallo del rey, don Baltasar de Castro, este le informaba que la ciudad (que hasta ese momento estaba en el poblado llamado de Caparra) se mudaría a otro lugar más seguro y que podría defenderse de los ataques de los temidos Caribes que asechaban las costas de la Isla y que se internaban en su interior también. Decía el vasallo del rey, en una breve descripción del lugar que "... está en el puerto donde surgen los navíos, muy buen asiento: creemos que por lo saludable... á propósito para la construcción de, se poblará mucho mas que estaba." El redactor de la carta se refería precisamente a la isleta que llamarían, posteriormente, San Juan Bautista, que hoy día es la sede del Gobierno Municipal de la Capital y de la gobernación de la isla de Puerto Rico.

Es muy probable, que los primeros europeos en llegar a la isla de San Juan Bautista en el siglo XVI, celebraran las festividades del santo patrón. No fue hasta que nuestra historiografía del siglo XVIII, comenzó a recoger las celebraciones de la fiesta patronal dedicado a este santo, en especial en la ciudad de San Juan. Durante el siglo XVIII, especificamente en la década de 1770 de ese siglo, llegó a la Isla el fraile de la órden de los benedictinos, Fray Iñigo Abbad y Lasierra, con el propósito de servir como secretario del Obispo en ese momento.

Este identificado con las ideas de la ilustración europea, comenzó a observar a los habitantes, y a tomar notas sobre lo vivido en su estancia en Puerto Rico. En lo que se ha considerado nuestro primer libro de historia puertorriqueña titulado: Historia geográfica, civil y natural de la isla de San Juan Bautista de Puerto Rico, este dedica en su capítulo XXXI del mismo, varios párrafos para destacar las festividades de San Juan Bautista. En ella, el autor narra con lujo de detalles como se manifestaban los vecinos de San Juan durante la celebración de su fiesta patronal. Por su narración nos deja establecido que tanto las autoridades de gobierno y el eclesiástico, así como los ciudadanos celebraban el mismo; en el caso de los primeros dos, eran solemnes, mientras que el populacho lo hacía de una manera peculiar. A diferencia de los antiguos pueblos en Europa, los del Asia Menor, y en otros lugares, en la isla de Puerto Rico tal vez no se encendían fogatas para dar culto a lo que fue un buen año de buenas cosechas, o para celebrar que el Solsticio de Verano, sino más bien, la gente salía de sus casas luciendo sus mejores galas para la ocasión. Veamos como lo narra Abbad y Lasierra:

"Las fiestas principales las celebran también con corridas de caballos, á que son tan propensos como diestros. Nadie pierde esta diversión: hasta las niñas más tiernas no pueden tenerse, las lleva algunos sentadas en el arzón de la silla de su caballo. En cada pueblo hay fiestas señaladas para correr los días más solemnes. En la Capital, son los de San Juan, San Pedro y San Mateo. La víspera de San Juan al amanecer entra gran multitud de corredores que vienen de los pueblos de la isla á lucir sus caballos: cuando dan las doce del día salen de las casas hombres y mujeres de todas edades y clases montados en sus caballos enjaezados con toda la mayor ostentación á que puede arribar cada uno. Son muchos los que llevan las sillas, mantillas y tapafundas de terciopelo bordado ó galoneado de oro, mosquiteros de lo mismo, frenos, estribos y espuelas de plata: algunos añaden pretales cubiertos de cascabeles del mismo metal. Los que no tienen caudal para tanto cubren sus caballos de variedad de cintas, haciéndoles crines, colas y jaeces de este género adornándolos con todo el primor y gusto que pueden, sin detenerse en empeñar ó vender lo mejor de su casa para lucir en la corrida. 

"Esta no tiene órden ni disposición alguna: luego que dan las doce de la víspera de San Juan salen por aquellas calles con sus caballos, que son muy veloces y de una marcha muy cómoda. Corren en pelotones, que por lo común son de los amigos ó parientes de una familia; dan vueltas por toda la ciudad sin parar ni descansar en toda la noche, hasta que los caballos se rinden. Entonces toman otros y continúan su corrida con tanta vehemencia, que parece un pueblo desatado y frenético, que corre por todas partes."

En cuanto a la celebración por parte de la oficialidad del estado y eclesiástico, Abbad y Lasierra, señalaba en su libro que a eso de las nueve de la mañana- del día del santo patrón- tanto los funcionarios del cabildo de San Juan, la guarnición militar representadas por sus dos compañías de milicias y presididos por el Gobernador, paseaban en sus caballos luciendo "... las galas, palafrenes, jaeces...", etc..., y que dirigiéndose hacia la Catedral de San Juan escuchaban misa; una vez concluida la misma, y los funcionarios regresaban a sus respectivas oficinas regresaría la fiesta que, según el autor, el pueblo "... con toda la ostentación posible, sin que por este acto tan circunspecto y magnífico se suspendan en las otras calles las carreras, voces y zambra con que las gentes desahogan su extremado regocijo ó loca pasión, que reina aquel día." La celebración duraría hasta bien entrada la noche.

El historiador Arturo Morales Carrión en su libro: Historia del Pueblo de Puerto Rico: Desde sus orígenes hasta el siglo XVIII, hace una observación interesante partiendo de la lectura de Abbad y Lasierra. Este señalaba en su obra y, haciendo una recreación de esta festividad en San Juan de Puerto Rico, que "Llénanse las calles y plazas de los corredores al galope. Hay curiosos en puertas y balcones y hasta en los techos y azoteas. Por todas partes cunden el bullicio, las risas, las provocaciones..." A finales del siglo XVIII, el visitante francés André Piérre Ledrú en 1797, había descrito esta celebración en San Juan en su libro Viaje a la isla de San Juan. La fiesta que cuenta este testigo, suponía una de gran celebración carnavalesco, y no era para menos, semanas antes habían logrado- los puertorriqueños- la victoria frente a los ingleses en la célebre invasión inglesa en que el almirante, Sir Ralph Abercrombie, fue derrotado en sus intensiones de convertir a Puerto Rico en parte del imperio inglés.

El también historiador Angel López Cantos, nos cuenta en su libro Los puertorriqueños: mentalidad y actitudes (siglo XVIII), que dicha celebración en el año 1707, había sido prohibido por el obispo Urtiaga, exponiendo que el año anterior había sido una fiesta desenfrenada con hombres y mujeres enmascarados corriendo a caballo por San Juan dando paso a cometer "...gravísimos pecados... [y] ...gravísimos perjuicios de las honras..." No hay duda que los pueblos celebran sus festividades de distintas maneras es la tradición que perdura y está presente. Aunque ya no se celebra la fiesta de San Juan Bautista a la manera del siglo XVIII, si se han adoptado otras formas de celebrar el mismo.

Ciertamente la historia de la celebración de la tradicional fiesta de Noche de San Juan Bautista en Puerto Rico, se celebraba en aquel siglo XVIII de forma solemne, pero que a la misma vez, los sanjuaneros se divertían en grande, luciéndose en sus caballos. El equino era el medio que utilizaban para visitar sus hatos o estancias allá en el campo, como le decían al resto de la Isla. Esta es parte de la historia de esta celebración en la isla de Puerto Rico.


sábado, 18 de junio de 2016

Guayama


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Historia de una ciudad: Guayama, 1898-1930

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