domingo, 22 de julio de 2018

Las bases ideológicas del Partido Popular Democrático: A 80 años de su fundación

Nota del autor:  Este artículo lo escribí en el año 2018, en la conmemoración del aniversario número 80 de la fundación del Partido Popular Democrático.  Hoy, 22 de julio de 2021, el Partido Popular Democrático, cumple 83 años de fundado.  He actualizado este escrito con el propósito de que se conozca las bases y eventos históricos que dieron origen a la fundación aquel 22 de julio de 1938.  El mismo, entiendo, después de tres años de escrito, tiene vigencia; ojalá alguien en el liderato popular lo pueda leer e internalizar sobre los hechos históricos que llevó a Muñoz a fundar el partido en 1938.  Creo que ese pensamiento debe volver a mirarse desde la historia y atemperar al Partido a los nuevos tiempos, sin olvidar, que el Pan, Tierra y Libertad serán siempre el norte de cualquier sociedad que busque su entendimiento y su razón de ser.  

El Partido no puede caer en este 2021 en argumentos triviales, como por ejemplo, de que la privatización de los servicios escenciales es mejor en las manos privadas que en las manos del pueblo, yo espero que ese argumento haya quedado enterrado dentro del Partido Popular después del contundente mensaje del pueblo popular democrático en las primarias del 16 de agosto de 2020.  Tampoco el Partido Popular de 2021 no puede caer en el inmovilismo que lo quieren llevar un grupo de al menos cinco exlíderes nacionales en lo que he denominado como la "Junta de Síndicos" dentro de la Junta de Gobierno  del Partido Popular Democrático.  

El Partido Popular Democrático tiene en sus filas gente de pensamientos de avanzada, que conocen y que entienden al país; la justicia social de 1940 es la misma justicia social de hoy día, lo único es que hoy impera la tecnología, impera una clase profesional y un pueblo que ha superado con grandes sacrificios lo que se ha impuesto dentro de sus problemas.  Esa clase profesional también necesitan el pan, la tierra y la libertad.  Además, tiene que volver a las raíces que dieron origen a su fundación en 1938.  

Esos son los retos del 2021 que tiene, a mi juicio, el Partido Popular Democrático.  Tiene que dar a respetar al país frente a la potencia dominadora, los Estados Unidos.  Tiene que hacer un frente amplio y fuerte para denunciar a la Junta de Control Fiscal; sin embargo, no puede dejarse llevar por esa junta de cinco síndicos que mencioné anteriormente.  Tiene que ir de frente, sin miedo y con coraje a denunciar la afrenta de los estadounidenses contra el sistema político puertorriqueño; pero tiene el deber de definirse ya.  Si no se hace esto con tesón, valentía y voluntudad decidida, no va para ningún lado el movimiento popular democrático.   Muñoz decía que el movimiento podría durar cien años, esto- añado yo- si no evaluciona y toma las riendas y las bases que le dieron vida en el 1938.   El que quiera leer, que lo lea, el que quiera escuchar, que escuche, es lo que puedo decir.

Dr. Alexis O. Tirado Rivera
Historiador    



Muñoz dialogando con campesinos en el
municipio de Salinas. Posiblemente ca. 1940
"El Partido Popular Democrático se fundó el 22 de julio de 1938.  En ese día se inscribió su nombre y su insignia simultáneamente en Barranquitas y en Luquillo."
  
Luis Muñoz Marín, Historia del Partido Popular Democrático. 2da. edic. (San Juan de Puerto Rico: Fundación Luis Muñoz Marín, 2003), p. 13. 

El 22 de julio de 1938, en las municipalidades de Barranquitas y Luquillo, un grupo de puertorriqueños encabezados por el entonces ex-senador liberal e independentista, Luis Muñoz Marín, se lanzaron a las calles con el propósito de crear una nueva agrupación política, cuyo fin sería el de dar un rumbo distinto al acontecer político en Puerto Rico.  Valga repasar, como espero que el lector entienda, algunos detalles que llevaron a la fundación del Partido Popular Democrático hace exactamente ochenta años.

    En primer lugar, debemos establecer el panorama político hacia de la década del treinta del pasado siglo, para luego entrar a ver las bases que dieron origen al partido político de mayor longevidad hasta el día de hoy en Puerto Rico.  Ahora bien, nuestra historia ha documentado los sucesos acaecidos en aquella década, donde la economía de la Isla, era una predominantemente agrícola.  Por un lado, los intereses azucareros dominaban el escenario agrícola donde las grandes corporaciones monopolizaban la tierra, dejando a miles de campesinos sin tierras para su sustento.  En aquel entonces la gran mayoría de ese campesinado, prácticamente dependían de aquellos intereses convirtiéndose en peones de estos, y entrando en una especie de sistema feudal, en la mayoría de los casos; por el otro lado, en la parte política, se respiraba un ambiente de hostilidad, por parte del gobierno encabezado por el gobernador Blanton Winship, hacia sectores independentistas, que llevó a la represión del sector nacionalista, encabezado por Pedro Albizu Campos.  Entre 1933 y 1937, sucedieron varios eventos que puso de manifiesto la hostilidad aberrante hacia ese sector político en la Isla por parte del Estado.  Eventos tales como: la "Masacre de Río Piedras"; la muerte de nacionalistas a manos de la Policía Insular luego del asesinato del coronel Riggs en el Viejo San Juan; la represión en la Universidad de Puerto Rico y terminando en la "Masacre de Ponce", el Domingo de Ramos de 1937.  A esto se le sumaría la presentación en el Senado de los Estados Unidos de un proyecto de Ley que otorgaría la independencia inmediatamente a los puertorriqueños sin un periodo de transición económica favorable, al menos así lo pensaba el propio Luis Muñoz Marín.  El Proyecto Tydings, sabemos que no llegó a prosperar en la sesiones del Congreso entre 1936 y 1938.  

  A esto, se le debe añadir el elemento gubernativo que, para esos años mantenían los poderes de gobierno en la Isla, otorgado por los estatutos federales, bajo la égida de la coalición.  En las elecciones generales de 1932, la coalición republicana- socialista, obtuvo una victoria frente al Partido Liberal, encabezado entonces por Antonio R. Barceló y Luis Muñoz Marín.  De hecho, el Partido Liberal, era el partido político heredero del antiguo Partido Unión de Puerto Rico, fundado en el año 1904 y sucesor, a su vez, del Partido Federal y, posteriormente, llamado Alianza Puertorriqueña formada en las elecciones de 1924 y desintegrado al iniciar la década del treinta del pasado siglo, cuando el propio Antonio R. Barceló, se vio obligado a abandonar la presidencia del Senado al perder el respaldo de los republicanos coaligados en la Alianza y desintegrarse, eventualmente, el mismo tras pleitos legales.  

    La coalición republicana- socialista, obtuvo la victoria en noviembre de 1932 y el norte, entre otros asuntos, era el de lograr la transición política hacia la estadidad, bien sea mediante la incorporación- es decir- territorio incorporado o asumir directamente los costos de la Estadidad enviando representación al Congreso de los Estados Unidos y participar del Colegio Electoral que selecciona al Presidente de esa nación.  Para ello, la coalición republicano- socialista, tendría- interesantemente- elementos diversos representativos de la sociedad puertorriqueña, como lo eran el capital y de los representantes del sector obrero- es decir- inversionistas locales con intereses en el azúcar, café, tabaco, entre otros sectores industriales, así también líderes principales del movimiento obrero puertorriqueño que veían en la igualdad política con los Estados Unidos los elementos necesarios para alcanzar la justicia social y las reivindicaciones de dicha clase.  En aquella elección de 1932, tanto el joven Luis Muñoz Marín como Antonio R. Barceló, fueron electos al Senado.  Muñoz, por primera vez a un cargo electivo, y Barceló por quinta ocasión de forma consecutiva.

    Ante este panorama tortuoso, cabe destacar que en términos económicos, la Isla pasaba por unos momentos difíciles que requirió la intervención federal.  En 1928, atravesó por Puerto Rico el huracán San Felipe, devastando considerablemente la agricultura, y dejando a poblaciones y comunidades enteras en la más profunda miseria.  Cuatro años más tarde, en 1932, el huracán San Ciprián fue, al igual que San Felipe, destructivo provocando que gran parte de los 1.3 millones de habitantes quedaran sin los recursos para poder sostenerse.  Para ello, el gobierno demócrata de Franklin D. Roosevelt, quien había ganado las elecciones de 1932, encabezó un proyecto económico- social que se llamaría como El Nuevo Trato.  

  Dicho proyecto tenía como intensión el sacar a los Estados Unidos del peor estancamiento económico en la que estaba sumido en su historia como república, provocado en parte por la caída de la Bolsa de Valores en 1929 y que, por consiguiente, tuvo un efecto en cadena en todos los sectores de esa nación.  Aquel proyecto de El Nuevo Trato, llegó a Puerto Rico de la mano de varios políticos locales y académicos como Carlos Chardón, quien en el verano de 1934, elaboró todo un plan estratégico que tomaría en cuenta los principales problemas económicos y sociales que aquejaba al puertorriqueño de entonces.  El plan se le conocería como Plan Chardón, y formularía toda una serie de propuestas para el mejoramiento de los distintos sectores económicos.  Planteaba la necesidad de reformular, entre otros, la otorgación de tierras tratando el espinoso asunto de las violaciones a la Resolución Conjunta del Congreso de los Estados Unidos aprobada en mayo de 1900 que prohibía la tenencia de más de 500 cuerdas por parte de las corporaciones; el establecimiento de cooperativas como elemento fundamental en cuanto a la participación que debía tener el pequeño propietario en la producción nacional; así como, el formular una política industrial basada en el establecimiento por parte del estado de fábricas que servirían de apoyo económico para los programas a establecerse en la Isla.  Así se concibieron entonces las fábricas de: cemento, papel- cartón, botellas, zapatos y de cerámica pesada.

Colección periódico El Mundo. Biblioteca Digital UPR

    Con este panorama en dicha década del treinta del pasado siglo, es que surgió entonces la  fundación de un nuevo movimiento político en el verano de 1938.  Para ese año, gobernaba el país desde los escaños en la legislatura, la coalición republicana- socialista, que había ganado las elecciones de 1936, gracias a la combinación de votos que permitía la Ley Electoral vigente.  Luis Muñoz Marín, se retiraba del Senado por decisión propia, como lo informó a la prensa escrita el 27 de mayo de 1936, al anunciar que renunciaba, además, a todas sus posiciones políticas dentro del Partido Liberal.  Aquella renuncia de Muñoz a sus posiciones y aspiraciones políticas dentro del movimiento liberal puertorriqueño, es interesante destacarlo, ya que el propio senador liberal e independentista, chocaría con Barceló en cuanto a la visión de ambos sobre el Proyecto Tydings.  Luis Muñoz Marín, entendía que dicho proyecto, tal y como se había presentado en el Senado de los Estados Unidos, solo llevaría a la ruina económica a la Isla sin un periodo de transición y sin un acuerdo viable entre ambas partes.  (Véase declaración de Luis Muñoz Marín del 21 de mayo de 1936).  

    Mientras en el seno del Partido Liberal se debatía arduamente sobre una propuesta presentada por Luis Muñoz Marín, para que en las elecciones de ese 1936, el Partido Liberal, hiciera un llamado al retraimiento electoral, es decir, a no participar en esas elecciones como respuesta al antagónico proyecto del senador Tydings.  En la Asamblea de Yauco, de agosto de 1936, la respuesta del Partido fue no avalar la propuesta del joven senador liberal.  Por un solo voto la misma fue derrotada.

    Estos hechos, entre otros eventos, llevaron al eventual rompimiento de Luis Muñoz Marín con el liberalismo puertorriqueño, pero no a claudicar en la defensa de la independencia de la Isla como la alternativa descolonizadora, pero asegurando una transicion economica justa para los puertorriquenos.  Para él, el Proyecto Tydings no aseguraba prosperidad para Puerto Rico, pero entendía- como señalaba en sus Memorias Tomo I 1898- 1940- que el temor a la aprobación en cualquier momento de dicho proyecto estaba latente, y que eso atemorizaba a mucha gente.  Por eso, según él, era importante el retraimiento electoral para las elecciones de noviembre de 1936.
  
Colección periódico El Mundo. Biblioteca Digital UPR

    Pasadas aquellas elecciones el distanciamiento del movimiento liberal con Muñoz Marín, siguió creciendo, aquel liderato lo responsabilizaba por la desgracia liberal de aquel año de 1936.  Como respuesta el Partido Liberal convocó a la Junta Central del partido a una reunión en la "Finca Naranjales" en Carolina, que pertenecía al padre del Lcdo. Benicio Sánchez Castaño.  Allí, la Junta decidió expulsar del partido a Muñoz y a un grupo de seguidores de este.  Ante este escenario, Muñoz y otros que compartían su visión política en cuestión de días, organizaron en Ponce un mitin donde concurrieron cerca de 10 mil personas, con el propósito de auscultar el ambiente político en ese momento.  Interesantemente, ese mismo día el partido había organizado un mitin que, al parecer, concurrieron solamente doscientas personas.  (Véase Memorias 1898- 1930, pp. 175- 178).  Aquello parecía ser el inicio de la ruptura.

    Antes de la fundación formal del Partido Popular Democrático en el verano de 1938, existieron dos agrupaciones que anteceden a dicho evento.  En primer lugar, Acción Social Independentista (ASI), fue una agrupación creada por Muñoz Marín, el 10 de septiembre de 1936; sin embargo, ASI quedaría en suspenso inmediatamente hasta pasadas las elecciones de ese año.  El 27 de junio de 1937, casi un mes después de la expulsión de Muñoz y su gente del Partido Liberal, en la finca de Naranjales en Carolina, se constituyó en Arecibo una nueva agrupación política que se llamaría los "Liberales Netos, Auténticos y Completos", según narra el propio Muñoz en sus Memorias tomo 1, p. 178.  Esa organización política tenía como meta fijar la legitimidad de los liberales en el entorno político; no obstante, no podían utilizar el nombre liberal hasta que se estableciera el final del partido que ostentaba dicho nombre.  Sin embargo, hicieron los esfuerzos para establecer su preeminencia sobre la deteriorada empresa que dirigía el periódico La Democracia, en manos de los elementos del Partido Liberal.  Todo esto está ocurriendo en el verano de 1937.  Los "Liberales Netos, Auténticos y Completos", se quedaron solo con su nombre tan largo, no trascendió más allá, aunque de aquí saldría algo nuevo, un año más tarde.

    Al entrar el año de 1938, las luchas con Antonio R. Barceló al seno del liberalismo puertorriqueño, siguió creciendo.  El viejo líder de la Unión de Puerto Rico y del Liberal Puertorriqueño y Senador de minoría, ya se estaba quedando ciego.  Problemas de salud le afligía, ya casi no iba al Senado, solamente cuando era necesario.
  
Colección periódico El Mundo. Biblioteca Digital UPR

    Si queremos ver la evolución del pensamiento político de Muñoz y como se atrevió a retar al liberalismo y al propio sistema viejo y caduco político que imperaba en ese entonces, tenemos que necesariamente ver la fecha del 17 de julio de 1938 que, a mi juicio, fue donde Luis Muñoz Marín, frente a la tumba de su padre en Barranquitas, pronunció lo que vino hacer el "juramento de fidelidad" y, a la misma vez, la ruptura con aquel sistema político y viejo y caduco que significó el fin de un periodo político y el inicio de uno nuevo bajo su égida, tal vez sin saberlo.  Allí, y a cinco días antes de la inscripción del nuevo partido político, Luis Muñoz  Marín, pronunciaría las siguientes palabras: "Venimos para hacer, en la forma más solemne la rededicación de nuestro espíritu para salvar a nuestro pueblo de las fuerzas externas causantes de su angustia y de las pequeñeces internas que lo paralizan en su lucha por poner término a su angustia. Venimos a ofrecerte, a jurarte, que la altura, la integridad, la honradez y la verdad perdurarán en la acción pública de estos montes y valles de Puerto Rico, que ni el más humilde jíbaro podrá ser engañado impunemente, que habrá Pan, Tierra y Libertad para este pueblo, para que tu vida no haya sido en vano, para que el fruto de tu vida no sea amparo de ambiciones y rencores sino Pan, Tierra y Libertad para los hombres."  El discurso lo terminó con las siguientes palabras "... venimos a jurarte, ante el corazón de nuestro pueblo, que arrojaremos del templo de tu sepulcro a los mercaderes de tu nombre"; lo que le sirvió de aliciente a lo que se haría esos días y meses siguientes. (Véase mi artículo publicado en 1998 Luis Muñoz Marín en su centenario 1898- 1998).  

    Casi un mes después de la inscripción del nuevo partido, el 20 de agosto de 1938, Luis Muñoz Marín, describiría los fundamentos del Partido Popular Democrático relacionándolos, precisamente, a los problemas existentes en esos momentos, como lo era el acaparamiento de tierras por parte de las empresas foráneas, especialmente las azucareras.  Aunque es menester señalar que aquella manifestación también se dirigió a los liberales que seguían a Antonio R. Barceló, explicándoles el alcance del nuevo movimiento.

    Decía el poeta e independentista el 20 de agosto de 1938: "... un partido político le pertenece al pueblo de carne y hueso que lo constituye.  Este pueblo elige comités locales en cada municipio.  Estos comités locales llevan la responsabilidad de lucha en cada precinto municipal y eligen a los delegados a la asamblea soberana que es el órgano supremo del partido.  El jefe del partido no es su presidente, sino su asamblea de delegados designados por los comités electos por el pueblo".  Más adelante, en el mismo escrito, y ampliando lo que había dicho el 17 de julio de 1938 en Barranquitas lo que significaba el Pan, Tierra y Libertad, decía que el mismo: "... definen las actuaciones victoriosas del liberalismo, desde el súbito rompimiento de la Alianza... el pueblo puertorriqueño recuerda aquellas victoriosas actuaciones, la última de las cuales culminó hace menos de dos semanas en el fallo de las 500 cuerdas... el pueblo reconoce al Partido Popular Democrático, auténtica expresión del liberalismo puertorriqueño.  El liberalismo verdadero y el Partido Popular Democrático son evidentemente una misma cosa, traicionado en la sombra por manos incalificables y salvado a plena luz por autoridad democrática del pueblo liberal mismo."  

Colección periódico El Mundo, Biblioteca Digital UPR

    El Partido Popular Democrático, logró en noviembre de 1940 una gran gesta, en tan solo 837 días sacó del medio a los políticos de la vieja guardia y entronizó un nuevo mensaje político y refrescante en aquel entonces.  En 1940 ganó solamente el Senado y empató la Cámara de Representantes, aunque sí ganó la inmensa mayoría de los ayuntamientos, pero perdió el puesto de Comisionado Residente.  Si observamos la trayectoria fundacional del Partido Popular Democrático hace ochenta años, el partido salió de una ruptura política con lo que representaba lo tradicional y los viejos estilos.  

    Independientemente de los que hoy día dirigen dicho partido, es bueno revisitar la rica historia del movimiento popular democrático, como el propio Muñoz Marín lo comenzó a llamar tan pronto se dio la gran sorpresa de noviembre de 1940.  De igual modo, independientemente de los partidos políticos actuales, el mero hecho de que un partido político haya llegado hasta el día de hoy, ochenta años después de su fundación, merece una reflexión desde la historia, cosa que he pretendido hacer desde este artículo.

sábado, 7 de julio de 2018

La clase graduada de 2018 de la Universidad de Puerto Rico en Cayey

Durante la tarde de ayer Viernes, 6 de julio de 2018, la Universidad de Puerto Rico en Cayey, celebró la Cuadragésimo Séptima Colación de Grados.  Fue una gran ceremonia, donde los estudiantes graduados, completaron los grados de bachiller en Artes con concentraciones en: Ciencias Sociales (en Psicología, Psicología y Salud Mental de la Comunidad y Sociología); Pedagogía (en Educación Física, Ciencias Naturales, Español, Inglés, Matemátcas e Historia); Ciencias Naturales, concentraciones (en: Biología, Matemática y Química); Tecnología y Administración de Oficina con concentración (en Administración de Oficina y en Sistema de Oficina); Administración de Empresas, concentración (en Gerencia y Contabilidad);  Humanidades, concentración (en Historia y Humanidades); Estudios Hispánicos e Inglés.  En fin, fueron 579 el número total de graduados quienes ayer supieron el gran valor y el sacrificio que conllevó sus estudios, y que valió la pena.

De ese total de 579 estudiantes que emprenderán a partir de hoy su nueva vida con sus grados académicos, se debe resaltar unos datos que son ilustrativos de esta clase graduada de 2018.  El GPA promedio por áreas de estudios corresponde el 37% a Ciencias Naturales; el 18% al área de Administración de Empresas; el 11% a Pedagogía; el 29% a Ciencias Sociales; y el 4% a otras áreas académicas como los son Estudios Hispánicos, Humanidades e Inglés.  El GPA por estudios de los graduados de 2018, de la Universidad de Puerto Rico en Cayey, el más alto es de Ciencias Sociales con 3.42 y el menor de 3.13.  Lo que significa que estos estudiantes son de una calidad de excelencia.

De los 579 estudiantes, el 65% corresponde a féminas y el 35% son masculinos.  El 39% se gradúan con honores; mientras que el 88% continuará estudios graduados, y de estos, admitidos desde ya en una escuela graduada ronda el 25%.  Otro dato interesante es que el 29% está actualmente empleado.  En la fase de la investigación subgraduada, el 34% participó de algún tipo de investigación; mientras que el 31% ofreció servicio comunitario.  El 14% participó de un internado, mientras que el 22% participaron de intercambio académico fuera de Puerto Rico.  Lo más revelador, es que el 86% escogería nuevamente a la Universidad de Puerto Rico en Cayey para continuar con su formación profesional o algún tipo de educación continuada, lo que demuestra la solidez y el prestigio de la facultad, al cual también pertenezco.

Estos datos provistos por la Oficina de Planificación y Avalúo e Investigación Institucional demuestra, sin lugar a dudas, la gran fortaleza académica y de labor intelectual que allí se lleva a cabo en la Universidad de Puerto Rico en Cayey, donde más del 67% del estudiantado provienen de la región de servicios, de acuerdo a las estadísticas del año académico 2016- 2017.  Estos incluyen a municipios como: Cayey, Patillas, Aibonito, Cidra, Guayama, Arroyo, Salinas, Barranquitas, Coamo, Santa Isabel, Caguas, San Lorenzo, Gurabo, y otros pueblos de la montaña. 

Otro dato significativo es que 11 estudiantes se graduaron del Departamento de Humanidades; de esos, cuatro corresponden a Historia y siete a Humanidades General.  Esto es importante, ya que hay un interés de nuestros estudiantes en formarse académicamente en las humanidades e historia.  Entre los estudiantes de nuevo ingreso para el año académico 2016- 2017, fueron admitidos a Humanidades 39; mientras que para el 2017- 2018, el nuevo grupo correspondió a 57, un aumento de 18, mientras que de ese mismo cohorte, otros departamentos para el 2017- 2018, bajaron sus nuevos ingresos.  Ciertamente, estos datos debe ser un claro mensaje para la autoridades universitarias que formulan la política pública de la Universidad en cuanto a la importancia que se debe dar a los estudios humanísticos y a la formación de las artes en el ser humano.

Hace exactamente 25 años- 1993-, me gradué de bachillerato en Humanidades con concentración en Historia, precisamente de lo que antes se llamaba el Colegio Universitario de Cayey hoy Universidad de Puerto Rico en Cayey.  De aquella clase graduada de 1993, hoy le sirven al país como abogados, médicos, profesores universitarios con sus grados de doctor; maestros de escuela, contables, entre otros oficios, que impacta directamente a la comunidad.

Independientemente de los discursos que se ofrecieron ayer en la graduación, nuestro deber es poner en práctica lo que allí se dijo, y máxime en estos tiempos.  Mientras escuchaba al Presidente Interino que mencionaba en su discurso lo que había sido esos terrenos hace más de sesenta años, pensaba en las luchas que los cayeyanos dieron en la década del sesenta por convertir lo que era el antiguo campamento militar Henry Barracks en un colegio universitario administrado por el estado.  Cayeyanos ilustres como Miguel Meléndez Muñoz, Víctor M. Pons Gil, y las entidades cívicas y culturales cayeyanas, en unión a las autoridades municipales y estatales encabezadas por Rafael Coca Navas y el senador Leonel Fernández Méndez, lograron hace cincuenta años que aquel sueño se hiciera realidad.  Hoy, al igual que hace cincuenta años, el Proyecto cayeyano del Colegio está más vigente que nunca.  Está al servicio de la comunidad cayeyana, la montaña y la costa sureste de Puerto Rico.  Para ello, hay que defenderla y preservarla para las futuras generaciones.

Anoche, al culminar los actos de graduación, un ciudadano de la tercera edad- a quien no conozco- me detuvo y me dijo las siguientes palabras que resumen de manera diáfana lo que siginifica la Universidad de Puerto Rico en Cayey en sus vidas y en la de su comunidad.  Me dijo: "profesor, a usted hay que felicitarlo y le doy las gracias por formar a mi nieta…"; yo le respondí, "...no, la felicitación es para usted, sin su apoyo y generosidad no hubiese sido posible el cumplir el sueño de ella y sus compañeros estudiantes…".  Aquel intercambio con ese ciudadano, que pienso no tiene grado universitario, y posiblemente su nieta sea la primera en obtener un grado universitario en ese núcleo familiar, reafirma cada día más que el mayor Proyecto social legado por nuestros antepasados, ha sido la Universidad de Puerto Rico.  Y máxime, en nuestra región la Universidad de Puerto Rico en Cayey, ha tocado las vidas de muchos, y ha definido el futuro de muchos también, ya que han salido de la pobreza tanto económica, social e intelectual.  

Mi felicitación a esta clase graduada de 2018; como leí que alguien escribió anoche en las redes sociales: "el hoy, mañana y siempre Colegio Universitario de Cayey".  Como hace 25 años, cuando me gradué de bachillerato en UPR Cayey, el Colegio tiene futuro; debemos defenderla y sentirnos orgullosos de contar con una institución de primera en la montaña cayeyana.